viernes, 20 de octubre de 2017

Excursión a Suso y Yuso

Días atrás viajé, con la “Asociación Cultural Vega del Merdancho” de Almajano, al corazón mismo de La Rioja vinícola. Para visitar en San Millán de la Cogolla –Millán por el nombre del Santo y Cogolla por sus Montes Cogollos o Distercios (Sierra de la Demanda)– los monasterios de Suso y Yuso, que este año celebran el vigésimo aniversario de su declaración como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. El de Suso (o de arriba)  es el más antiguo. Un cenobio  visigótico que acoge en una de sus cuevas el cenotafio de San Millán, muerto en el 574, y del que destaca su traza mozárabe. Aquí escribió Gonzalo, el de Berceo, nuestro poeta primero, la vida del santo de su pueblo y Los Milagros de Nuestra Señora. Ya en “ una prosa en román paladino, en cual suele el pueblo fablar con so vezino”. Fue quemado por Almanzor (s. XI) y reconstruido después por monjes benedictinos. Ahora pertenece al Estado.
El de Yuso (o de abajo) –de los frailes Agustinos Recoletos desde la desamortización de Mendizabal en 1836– es de los siglos XVI y XVII, aunque hubo uno anterior del siglo XI. Aquí se trasladaron los restos de San Millán en 1053. Lo recorremos por todas sus estancias: su claustro, su capilla sacristía y demás salas. Pero es, precisamente, a su entrada donde se encuentra un códice especial en edición facsímil (el original lo custodia, desde el s. XIX, la Academia de la Historia). Fue escrito en latín culto. Lo que hizo, en torno al año 1000, un monje del Monasterio de Suso, para facilitar su comprensión, es traducirlo a la lengua del pueblo o romance. Por ello, anotó aclaraciones entre líneas o al margen. Son las llamadas Glosas Emilianenses  (de Emiliano). La más extensa, de 43 palabras juntas, está en el folio 72. Y dice: “Cono adiutorio de nuestro dueño dueno christo dueno salbatore qual dueno get ena honore e qual duenno tienet ela  mandatione cono patre cono spiritu sancto enos sieculos de los sieculos facanos deus omnipotes tal serbitio fere ke denante ela sua face gaudioso segamus amen”. Pero este monje no solo hablaba el latín culto y el romance, sino también la lengua vasca como dejó escrito en otro folio.
En eso radica, pues, la importancia de este enclave. En ser la cuna de la lengua castellana con la que ahora mismo nos comunicamos 567 millones de personas en el mundo. Haciéndonos así más leve la torre de Babel. 
José María Martínez Laseca
(19 de octubre de 2017)

2 comentarios :

  1. Hola Jose Maria,dias pasados lei tu articulo de los monasterios de Suso y Yuso que como dices de mucha importancia literaria é historica. Yo tengo una casa en Santa Coloma que esta cerca de esta zona, comento esto porque es interesante reseñar la importancia que tubo la siderurgia en los siglos XVI-XVII, pues ferrones vascos construyerón ferrerias para la elaboración de la rejeria de dichos monasterios, tambien el de Valvanera y artisticamente es interesante entre muchas cosas los mafiles del siglo XI. Bueno esto da para micho mas. Abrazos Isidoro Sáenz

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  2. Amigo Isidoro: agradezco tu interesante comentario. Del oficio de domar el hierro tú sabes mucho más que yo. Y sobre el estudio del arte de la rejería, sea de monasterios o no, también esta casi todo por hacer en Soria.Un abrazo

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