A pleno sol, en la segunda semana de agosto, desde Soria, viajamos a la República de Polonia (Polska), ávidos por conocer nuevas tierras y gentes. Se trata de un país democrático, perteneciente a la Unión Europea (UE) a partir del 1 de mayo de 2004, si bien mantiene, frente al euro, su propia moneda: el esloti. Extenso territorio caracterizado por llanuras extremas al norte y escarpadas montañas al sur. Es la octava economía de la UE. Al decir de nuestro guía Kamil, un 70 % servicios, 30 % industria y 5% agricultura. En su dilatada historia ha padecido particiones y ocupaciones, tenida hasta hace poco por un satélite de Rusia. Un águila blanca es su escudo. Se convirtió pronto al cristianismo, resultando el Papa Juan Pablo II su gran promotor.
Aterrizamos cerca de Cracovia: una de sus más bellas ciudades. A orillas del Vístula. Fue la capital hasta final del XVI. Visitamos su barrio judío, sus monumentos principales y su plaza del mercado. Desde aquí hacemos sendas excursiones. La primera a las minas de sal gema de Wieliczka. A 101 m. bajo tierra. Entre otras, la estatua de sal de Goethe, otrora inspector de minas, y su frase: protejamos la belleza, porque la crean unos pocos y la disfrutan muchos. La segunda a Auschwitz-Birkenau, el principal centro de exterminio en el que murieron asesinadas por los nazis más de un millón de personas. La cita de Santayana: quien no conoce su historia está condenado a repetirla. De Cracovia, en bus, a Wroclaw (Breslavia), la Venecia polaca, junto al río Oder. Bellísima arquitectura en su gran plaza. Impresionante ayuntamiento (Ratusz) gótico, catedral, universidad y enanitos sorpresa. Luego vamos a Pozman, junto al río Varta. Elegante arquitectura la de su plaza del mercado antiguo y todo su casco histórico. En Torun nos volvemos a encontrar con el río Vístula. Es la ciudad donde nació Copérnico y posee la mayor riqueza de la arquitectura gótica de toda Polonia, hecha en ladrillo rojo. Y terminamos, con el Vístula, en Varsovia, su actual capital, demolida durante la Segunda Guerra Mundial y magistralmente reconstruida. Paseamos por el sitio del gueto judío, por el parque Lazienski (con Chopin de héroe) y por su “casco antiguo”. Polonia tiene una magnífica educación pública y sanidad universal. Apenas paro. Y un potencial turístico en alza.
José María Martínez Laseca
(26 de agosto de 2017)
No hay comentarios :
Publicar un comentario