martes, 28 de marzo de 2017

El cerco de Noviercas

Tararearé con mis lectores la canción infantil de “La vaca lechera”, obra de Jacobo Morcillo, al decir: “Tengo una vaca lechera, no es una vaca cualquiera….” Iba asociada al mundo rural basado en una economía de subsistencia familiar. Porque vacas lecheras las hubo en muchas casas; empero, la zona que se llevaba la palma era la del Valle del Río Razón, conocida como “La pequeña Suiza soriana”. Así, en los pueblos de Sotillo del Rincón y Valdeavellano de Tera, estos rumiantes formaban parte indisociable del paisaje de sus verdes prados. Muchos de sus vecinos se ganaban la vida dedicándose al ganado. Eran otros tiempos Después vino la PAC, con las cuotas lecheras, que hicieron estragos hasta acabar con toda su cabaña. Ahora, si acaso, se ven algunas esculturas de fibra de vidrio con forma de vacas, a modo de añoranza.
            El caso es que sigue corriendo como la pólvora la noticia de la instalación en Noviercas (comarca del Moncayo) de una macroexplotación ganadera que contempla la nada despreciable cifra de 20.000 vacas. Enseguida, los máximos representantes de las instituciones sorianas llamaron a la adhesión incondicional al proyecto, ya que crearía muchos puestos de trabajo, con lo que se fijaría la gente al territorio, contrarrestando el terrible problema de la despoblación que asola toda la provincia de Soria. A la gente le gusta que todos tengan su misma fe. Por lo que recabaron firmas. Sin duda que al acometer el ciclo completo, de producción, transformación (hasta con una quesería en Ólvega) y comercialización, aportaría valor añadido.
            Pero, este tipo de producción láctea industrial, en manos de grandes empresas, repercute directamente sobre el tejido ganadero establecido, al que llevaría a la ruina. Por lo que el debate está abierto entre los partidarios antedichos y los detractores. Estos ya lo han llevado a parlamentos autonómicos afectados y pretenden trasladarlo al Congreso de los Diputados e incluso al Parlamento Europeo, dadas sus consecuencias económicas, sociales, medioambientales y sanitarias. Un acoso tal, que bien se puede nombrar “El cerco de Noviercas”. Sin duda, el acto de mayor repercusión dentro de la celebración del 2.150 aniversario de la caída de Numancia. Ello sin estar programado. Y es que la vaquería de Noviercas, no es una vaquería cualquiera. Tolón, tolón.       
José María Martínez Laseca
(23 de marzo de 2017)


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