Querido diario: vengo a contarte del chico menor del médico de Tardelcuende, hace 100 años. Del segundo, de los 3 hijos que tuvo Juan Antonio Gaya Tovar -era una niña la menor- con su esposa Gregoria Nuño Ortega, hija del secretario del Ayuntamiento. Juan Antonio por nombre, como su progenitor. Vino al mundo en la casa de sus padres, Barrio Bajero número 24, a las tres de la mañana del día 29 de enero de 1913, cual consta en el registro civil. Todo indica que fue un niño precoz. Educado en el seno familiar, asistió con Benito, su hermano mayor, al único Instituto de Soria, donde su padre era profesor de Gimnasia. Acabado el bachillerato marchó a la Universidad Central de Madrid, licenciándose en Filosofía y Letras (1931). Al año siguiente, volvió al Instituto como profesor ayudante gratuito de la Sección de Letras y también trabajó de archivero-bibliotecario de la Diputación. Fueron sus protectores: Blas Taracena, director del Museo Numantino, y el investigador José Tudela. Su sólida formación la completó pateando el terreno para preparar una brillante tesis doctoral sobre “El románico de la provincia de Soria” (1934). Conoció, el 2 de enero de 1936, a la joven soriana Concha Gutiérrez de Marco, estudiante universitaria de Ciencias, de quién se enamoró hasta ser su inseparable compañera.
Todo le auguraba un brillante porvenir. Retornó a Madrid a preparar oposiciones a Cátedras de Historia del Arte, Arqueología y Numismática de las Universidades de Santiago y de Murcia. Pero, el 18 de julio de 1936, se sublevaron los facciosos y estalló la guerra civil más espantosa y fratricida. Esta lo marcaría de por vida. Porque a su padre, comprometido con la República y principal valedor del diputado Benito Artigas Arpón, lo fusilaron vilmente el 17 de agosto. Porque, luchando con el Batallón Numancia en el frente de Guadalajara, perdió la guerra y corrió la suerte de todos los vencidos: presidio y represión. Pese a todo -pese a no poder enseñar en la Universidad- supo renacer de sus cenizas para mostrar al mundo su magisterio intelectual: el de un magnífico escritor; un inconfundible intermediario entre el espectador y el arte (1913-1976). Como ascua relumbra.
José María Martínez Laseca
(24 de enero de 2013)
sábado, 26 de enero de 2013
Ante el espejo de la realidad
Querido diario: veo que, desde el arranque del año nuevo, luces orgulloso en tu cabecera el logotipo de tu centenario:100 (1913-2013). Como reza el proverbio chino: “Aun el camino más largo siempre comienza con el primer paso”. El tuyo lo dio aquella hoja parroquial burgense, apostólica y romana, llamada “El Faro del Hogar”. Mucha agua ha corrido, de entonces a esta fecha, bajo los puentes del Duero, por sucesivos meandros, nombrándote ahora “Diario de Soria / El Mundo”. Decano de la prensa provincial y perteneciente al grupo selecto de rotativos centenarios. Potente, sin duda, en esa memoria espejo de la conciencia colectiva que guardas en tu hemeroteca.
Curiosamente, viniste al mundo el mismo año en que nació nuestro insigne escritor, historiador y crítico de arte Juan Antonio Gaya Nuño, autor del entrañable libro “El Santero de San Saturio”. Un año después de que Antonio Machado -tras publicar sus “Campos de Castilla”-, viudo ya de Leonor Izquierdo, se marchara de aquí hacia Baeza. De que por la Sociedad Económica Numantina de Amigos del País, para luchar contra la usura imperante, se fundara la Caja de Ahorros y Préstamos de la provincia de Soria. La que también cumplió el año pasado su centenario, con más pena que gloria, ya que, afectada al parecer por la indigestión del ladrillo y maltratada por sus novios, nadie se preocupó de su dignidad ni por salvaguardarla de la carcoma.
Mucho tiempo de periodismo transcurrido, incluidos algunos posicionamientos ideológicos más acentuados, intentando provocar conciencia ciudadana. Tratando de contar las historias más comprometidas de la forma más honesta posible. Que en ese riesgo es donde radica el encanto y lo atractivo del oficio de periodista. No bajando nunca la cabeza ni la palabra. Acometiendo no solamente un periodismo declarativo, sino también más crítico con la preocupante realidad soriana. El sector de la construcción se derrumba un 28 % y el turístico no es suficiente revulsivo económico. Únicamente el sector agrario, capitidisminuido, parece mantener el tipo; ya que el acoso a los funcionarios es permanente, robándoles a mano armada con cada recorte. Y lo malo, según dicen, está por venir. ¡Ya nos dirás tú del devenir!
José María Martínez Laseca
(17 de enero de 2013)
Curiosamente, viniste al mundo el mismo año en que nació nuestro insigne escritor, historiador y crítico de arte Juan Antonio Gaya Nuño, autor del entrañable libro “El Santero de San Saturio”. Un año después de que Antonio Machado -tras publicar sus “Campos de Castilla”-, viudo ya de Leonor Izquierdo, se marchara de aquí hacia Baeza. De que por la Sociedad Económica Numantina de Amigos del País, para luchar contra la usura imperante, se fundara la Caja de Ahorros y Préstamos de la provincia de Soria. La que también cumplió el año pasado su centenario, con más pena que gloria, ya que, afectada al parecer por la indigestión del ladrillo y maltratada por sus novios, nadie se preocupó de su dignidad ni por salvaguardarla de la carcoma.
Mucho tiempo de periodismo transcurrido, incluidos algunos posicionamientos ideológicos más acentuados, intentando provocar conciencia ciudadana. Tratando de contar las historias más comprometidas de la forma más honesta posible. Que en ese riesgo es donde radica el encanto y lo atractivo del oficio de periodista. No bajando nunca la cabeza ni la palabra. Acometiendo no solamente un periodismo declarativo, sino también más crítico con la preocupante realidad soriana. El sector de la construcción se derrumba un 28 % y el turístico no es suficiente revulsivo económico. Únicamente el sector agrario, capitidisminuido, parece mantener el tipo; ya que el acoso a los funcionarios es permanente, robándoles a mano armada con cada recorte. Y lo malo, según dicen, está por venir. ¡Ya nos dirás tú del devenir!
José María Martínez Laseca
(17 de enero de 2013)
domingo, 13 de enero de 2013
Miraban hacia otro lado
Querido diario: en pleno corazón de mi ciudad, observo las obras de rehabilitación del Banco de España. Si todo va bien (cimientos incluidos), concluirán el mes de agosto del año en curso. Así, el edificio, que cerró sus puertas al público en el 2002, se habilitará en un doble uso. Administrativo: al ubicar en su planta primera las dependencias de la Gerencia Regional del Catastro, ahora en dos sitios (a uno y otro lado de la calle Caballeros); y cultural: para instalar, en su planta baja y sótano el futuro Centro Nacional de Fotografía (?). De su hueco interior me llegan ecos de chascarrillos emitidos por los partidos políticos, en la intención de que allí se albergara una subsede del Museo del Prado. Pero aquel bonito cuento de hadas, que venía recogido en el PAES (Plan de Actuación Específico para Soria), no tuvo final feliz (pulso entre Hacienda y Cultura), y la entonces ministra de la cosa, Ángeles González-Sinde (Gobierno Zapatero), en su visita a Soria, hizo añicos el hechizo de aquella fantasía.
Tanta pirotecnia sirvió, no obstante, para distraer la atención sobre el otro edificio. Justo el que está a su lado, en la plaza de San Esteban: el centro cultural Gaya Nuño. Fue abierto en 1996 y cobija el legado de nuestro paisano y notable escritor y crítico de arte, Juan Antonio Gaya Nuño. Un legado que su viuda, Concha de Marco, donó a los sorianos en 1989 a través de la entonces Caja Soria, hoy Caja España-Duero o ni se sabe. Digo esto, porque el Banco era recipiente vacío, mientras que aquí teníamos contenedor con contenido: una biblioteca y una pinacoteca. Esta, con las firmas más relevantes de la vanguardia española de la 2ª mitad del siglo XX, lo que conformaría un auténtico Museo de Arte Contemporáneo. Se debiera haber apostado por él decididamente. (¿Ubi sunt?). Decepcionante miopía. Yo, en mi compromiso ciudadano, lo denuncié (véase hemeroteca). Otros (consejeros y políticos), despreciaron cuanto ignoraban, en clara dejación de sus responsabilidades. Sin complejos, se sumarán al centenario del nacimiento de Gaya Nuño. Miraban hacia otro lado (eso sí, haciendo caja). Anteponiendo sus ambiciones personales a los intereses generales de todos los sorianos.
José María Martínez Laseca
(10 de enero de 2013)
Tanta pirotecnia sirvió, no obstante, para distraer la atención sobre el otro edificio. Justo el que está a su lado, en la plaza de San Esteban: el centro cultural Gaya Nuño. Fue abierto en 1996 y cobija el legado de nuestro paisano y notable escritor y crítico de arte, Juan Antonio Gaya Nuño. Un legado que su viuda, Concha de Marco, donó a los sorianos en 1989 a través de la entonces Caja Soria, hoy Caja España-Duero o ni se sabe. Digo esto, porque el Banco era recipiente vacío, mientras que aquí teníamos contenedor con contenido: una biblioteca y una pinacoteca. Esta, con las firmas más relevantes de la vanguardia española de la 2ª mitad del siglo XX, lo que conformaría un auténtico Museo de Arte Contemporáneo. Se debiera haber apostado por él decididamente. (¿Ubi sunt?). Decepcionante miopía. Yo, en mi compromiso ciudadano, lo denuncié (véase hemeroteca). Otros (consejeros y políticos), despreciaron cuanto ignoraban, en clara dejación de sus responsabilidades. Sin complejos, se sumarán al centenario del nacimiento de Gaya Nuño. Miraban hacia otro lado (eso sí, haciendo caja). Anteponiendo sus ambiciones personales a los intereses generales de todos los sorianos.
José María Martínez Laseca
(10 de enero de 2013)
La vida por vivir
Querido diario: vayan mis mejores deseos para este año nuevo 2013. Lo entreveo cual olmo seco afectado por la grafiosis de la peor crisis, ya que daña a los más vulnerables. Sin atisbo de brotes verdes. Y hay quien dice que el viejo no fue tan nefasto. ¿Acaso, porque no se cumplió la profecía Maya, apocalíptica, para el 21-12-2012? Los hubo incrédulos, como probaron largas colas ante las ventanillas de lotería-sueña. Pero pudo ser mero espejismo causado por la desmoralización. Porque ya nada será igual. Se ha torcido esa convicción de progreso que nos llevaba a creer que los hijos vivirían mejor que sus padres. Rajoy le está dando la vuelta al calcetín de la sanidad, educación, pensiones, dependencia, justicia, etc., demonizando todo lo público para mejor privatizarlo. Es el comienzo de una nueva glaciación de insolidaridad. Para no resignarse recomiendo “El vals del obrero” de Ska-P que clama: “somos obreros, la clase preferente / por eso, hermano proletario, con orgullo / yo te canto esta canción, somos la revolución”.
No viajo mucho a Madrid, pero, en lo poco, esas cinco rotondas de la inconclusa A-15 -por aquello de darle vueltas-, me llevan a reflexionar sobre los males endémicos de mi patria chica en infraestructuras, que rompan nuestro aislamiento y nos vertebren al territorio autonómico y nacional. ¿Qué decir del tren “Torralbilla” -tanto lo maltrataron que está ingresado en la UVI-, dado su escaso atractivo: incómodo, impuntual y caro? ¿Y qué pensar del cuantioso y oscuro rescate del polígono privado de Valcorba (“valle del jorobado”) por el SEPES (Entidad Pública Empresarial de Suelo), tan inútil en la pretendida reindustrialización creadora de empleo?
Hemos perdido el sentido cíclico agrario, medidor del tiempo. Hasta la poco católica iglesia trueca sus santificadas fiestas por religión en la LOMCE. Atávicos, todavía Almarza y San Andrés intercambiarán su arca, el día de Reyes, recibiendo al nuevo año. También los Reyes Magos son simples jirones de su encanto dadivoso. Empero, frente a la fatalidad dominante, mantengo mi actitud asertiva. Consciente con el poeta de “que no hay más que tu tesón y tu energía”. De que “si tu sueño es hermoso dale forma”.
José María Martínez Laseca
(3 de enero de 2013)
No viajo mucho a Madrid, pero, en lo poco, esas cinco rotondas de la inconclusa A-15 -por aquello de darle vueltas-, me llevan a reflexionar sobre los males endémicos de mi patria chica en infraestructuras, que rompan nuestro aislamiento y nos vertebren al territorio autonómico y nacional. ¿Qué decir del tren “Torralbilla” -tanto lo maltrataron que está ingresado en la UVI-, dado su escaso atractivo: incómodo, impuntual y caro? ¿Y qué pensar del cuantioso y oscuro rescate del polígono privado de Valcorba (“valle del jorobado”) por el SEPES (Entidad Pública Empresarial de Suelo), tan inútil en la pretendida reindustrialización creadora de empleo?
Hemos perdido el sentido cíclico agrario, medidor del tiempo. Hasta la poco católica iglesia trueca sus santificadas fiestas por religión en la LOMCE. Atávicos, todavía Almarza y San Andrés intercambiarán su arca, el día de Reyes, recibiendo al nuevo año. También los Reyes Magos son simples jirones de su encanto dadivoso. Empero, frente a la fatalidad dominante, mantengo mi actitud asertiva. Consciente con el poeta de “que no hay más que tu tesón y tu energía”. De que “si tu sueño es hermoso dale forma”.
José María Martínez Laseca
(3 de enero de 2013)
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