Leí,
en este periódico, que la última película de Alejandro Amenábar Mientras dure la guerra estaba batiendo
records este año en nuestros Cines Lara del Centro Comercial de Camaretas. Que
ya había alcanzado las 3.805 personas que la habían visto, desde que se
estrenara el pasado 27 de septiembre. Y que, tras las siete semanas
transcurridas, todavía, continuaba en cartelera. Por eso, y por haberla visto
yo también, me ha parecido oportuno comentarla, tratando de desvelar algunas de
sus claves. Comenzaré primero por su sugestivo título que, al decir del propio
director, significa dos cosas. Por un lado, forma parte del documento firmado
por el bando nacional al inicio de nuestra guerra incivil y que fue decisivo
para la toma del poder por Franco. Y de otro, supone una incitación al público
receptor para que reflexione sobre si acaso no somos nosotros mismos los que
parecemos continuar, sin entendernos, en guerra constante.
En segundo lugar, está la escena capital,
que toma como eje narrativo la mitificada contraposición del día de la Raza, aquel
12 de octubre de 1936, en el paraninfo de la Universidad de Salamanca, entre su
rector Miguel de Unamuno (con su “vencer no es convencer”) y el general Millán
Astray (con su “¡viva la muerte!” y “¡muera la inteligencia!”). Entre el
raciocinio y la fuerza bruta. Cierto es, como advierte el mismo Amenábar, que no
existe registro sonoro del incidente; pero, el trabajo investigador de Colette
y Jean Claude Rabaté (Miguel de Unamuno
(1864-1936). Convencer hasta la muerte, Galaxia Gutenberg. Barcelona, 2019),
confirma (“con un documento de primera mano”) la realidad, que ahora algunos
quieren cuestionar, del enfrentamiento verbal entre dos hombres (…) dispares
(p. 529). Aquello, además, tuvo por consecuencias la expulsión como socio del
Casino de Unamuno y su destitución como rector de dicha Universidad. Lo que supuso
su muerte civil y política, mientras que la corporal tan solo tardaría dos
meses y medio en llegarle.
La película, por último, actúa como
catarsis para el espectador de hoy en día, ya que conecta con nuestra
actualidad política, en la que las posiciones extremas ganan peso y resurgen
movimientos fascistas. Son dos las tramas que discurren en paralelo: la toma
del poder por parte del hombre de armas, Franco, y la toma de conciencia por
parte del hombre de letras, Unamuno, en defensa de la razón y de la paz.
José
María Martínez Laseca
(14
de noviembre de 2019)
No hay comentarios :
Publicar un comentario