El pasado 28 de marzo me acerqué por el Palacio de la Audiencia en la Plaza Mayor de Soria, algo que suelo hacer con cierta regularidad. Allí vi como unos empleados trabajaban afanosamente en la planta inferior y pensé que estaban recogiendo el reciente montaje sobre “El Catastro de Ensenada y la Soria de la Ilustración”. Pero, en realidad lo que estaban haciendo era desembalar los materiales para una nueva muestra. No pregunté de qué iba la cosa. Pero volví a pasar unos días después y descendí a la Sala A. Pude así observar con delectación los cuadros figurativos con retratos y bodegones; carteles publicitarios, dibujos y caricaturas que colgaban de sus paredes. Además de una interesante colección de revistas ilustradas expuestas en varias vitrinas.
“Nómadas en la encrucijada” se titula esta nueva exposición. Nómadas, por referirse a diferentes artistas viajeros, que en su trayectoria profesional arribaron a la capital del Ebro o partieron desde ella hacia otros lugares. Y en la encrucijada, debido a que sus vidas discurrieron en ese cruce de siglos: desde finales del XIX a la primera mitad del XX. Entre los que llegaron a Zaragoza figuran el retratista barcelonés Salvador Escolá (1854-1905), el ilustrador y cartelista valenciano Francisco de Cidón (1872-1943), el muralista riojano Ángel Díaz Domínguez (1879-1952), el vidriero vasco Santos Cuadrado (1901-?) y el pastelista soriano Maximino Peña (1863-1940), destacándose al relevante pintor aragonés, de ascendencia soriana, Francisco Marín Bagües (1870-1961) Entre los que salieron están el exiliado Ramón Martín Durbán (1904-1968) y Mariano Barbasán (1864-1924), con los turolenses Luis Berdejo (1902-1880), Juan José Gárate (1870-1939) o Bayo Marín (1908-1953), entre otros, y señalándose al caricaturista Román Bonet Bon (1886-1967).
Una vez conseguido el catálogo, supe que el medio centenar de obras exhibidas era una selección realizada entre las más de doscientas que componen una colección particular, reunida a lo largo de 40 años visitando anticuarios, subastas, domicilios particulares y los rastros de Madrid y Zaragoza. Que es propiedad del matrimonio integrado por dos excelentes pintores residentes en Zaragoza. El zaragozano Eduardo Laborda Gil y la soriana, de Trébago, Iris Lázaro Martínez. Se trata pues, de un valioso patrimonio cultural rescatado, que se merece nuestra mirada y nuestro reconocimiento.
José María Martínez Laseca
(11 de abril de 2019)
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