Nuestra imaginación está plagada de escenas. Muchos recordarán –acaso reinventarán, porque nuestro pasado es en gran medida apócrifo– sus años felices de Instituto, junto a sus compañeros. De aquel casual encuentro, surgieron amigos para siempre y, también, algún primer amor que, incluso, culminó en boda. Fueron años de descubrimientos en la apasionante aventura de la vida y de adquisición de un aprendizaje tan necesario como decisivo. Suponía un gran salto hacia delante, tras pasar por la escuela primaria, que sirvió a los estudiantes para reforzar su carácter en ese proceso complicado de la adolescencia. A su término, arrancaron para unos sus destinos profesionales, mientras que para otros supuso la rampa de despegue hacia la Universidad.
Al final de los años 60 se da una importante extensión de los centros de enseñanza secundaria en España. Como consecuencia, se construye en la zona suroeste de nuestra ciudad el edificio de un nuevo Instituto Nacional de Enseñanza Media. Se puso en marcha en el curso 1969/70. Así, si el 1 de septiembre comenzaron las actividades administrativas, la vida académica principió al iniciarse octubre. Su alumnado era exclusivamente femenino. A sus aulas accedieron, entre otras, las alumnas que antes acudían al único Instituto existente en Soria, el “Antonio Machado”. Aquí estaban separados los chicos de las chicas. Mientras estas entraban por la puerta de la plaza del Mercado, los jóvenes lo hacían por la puerta principal de la calle Aduana Vieja. Con ellas ascendieron algunos profesores y el resto llegó de fuera hasta cubrir la plantilla. El profesor de Lengua y Literatura Félix Herrero Salgado fue el primer director y Francisco Marco Muñoz, de Ciencias Naturales, el secretario. Entre sus docentes más conocidos: Javier Monente Zardoya, de Matemáticas; Angelines Manrique, de Geografía e Historia; Carmen de la Mata, de Educación Física; Raquel del Álamo Andrés, de Inglés y Carmen Pérez Aznar, de Dibujo.
En el trisemanario “Soria Hogar y Pueblo”(9-10-1969) Isaías Pascual Moreno reseñaba el acontecimiento “en bien de una sociedad más culta y responsable, melenas y vestidos aparte”. Yo recuerdo el Castilla con agrado, ya que en él ejercí de profesor de Lengua y Literatura durante los cursos 90/91 y 92/93. Y lo felicito en su 50 cumpleaños. Por su decidida apuesta por una enseñanza pública de calidad: de todos y para todos.
José María Martínez Laseca
(7 de marzo de 2019)
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