El viaje de Mariano Rajoy (MR) a Washington ha sido una de las noticias más sonadas de estos días. Por su encuentro en el despacho Oval de la Casa Blanca con Barack Obama, el Presidente de los Estados Unidos. Y, sin darse entre ambos mandatarios química similar a la de Aznar-Busch, quedose nuestro Presidente de Gobierno muy satisfecho. Tanto por la foto cuanto por el elogio de Obama a su liderazgo para estabilizar la economía española y, a partir de ahí, comenzar el crecimiento y la creación de empleo. También la Presidenta del FMI alabó sus reformas laboral y de las pensiones. Todavía se reunió MR con un círculo de empresarios para recabar nuevas inversiones hacia nuestro país. Euforia por el éxito de esta gira presidencial de perfil económico. MR ha visto cumplido su sueño americano y crecida su autoestima, culminando así su campaña propagandística de que “España va bien” con ellos. (En realidad se trata de una modesta recuperación que no creará empleo inmediato dada la sequía de créditos –pese al saneamiento de los bancos– a las empresas y a las familias. La losa del paro, pues, sigue pesando demasiado).
Para no oír solo música celestial y bajar de la España oficial al barro de la España real, veo conveniente acercarnos al mundanal ruido –de gran impacto mediático– producido en el barrio Gamonal de la ciudad de Burgos. Pueblo obrero surgido al calor del segundo plan de desarrollo franquista, donde residen 60.000 personas con muchas necesidades. El proyecto municipal que pretende convertir un tramo de su arteria central, la calle Vitoria, en un bulevar ha desatado la revuelta. Uniendo todos a una, como en Fuenteovejuna, bajo el grito de “Gamonal, no quiere bulevar”. Frente al ornato y la especulación, la crispación social. Los vecinos piensan que los 8 millones que va a costar la obra al Ayuntamiento podrían dedicarse a otros fines sociales. Se oponen a que se supriman varios carriles y los aparcamientos en superficie para construir un parking subterráneo. (Aquí cualquier parecido con Soria capital es mera coincidencia). El caso Gamonal ha trascendido como símbolo de movilización social. De gente que, despojada de sus derechos y harta de tanto engaño y corrupción, no se fía y sale a la calle para protestar. Yo –como León Felipe– no sé muchas cosas, es verdad. Pero voy conociendo cada vez más cuentos y cuentistas.
José María Martínez Laseca
(16 de enero de 2014)
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