sábado, 30 de marzo de 2013

Bestiarios

Querido diario: tengo al románico como elemento esencial de nuestro rico patrimonio histórico. Por el estilo artístico medieval que vertebró a Europa. Seña inequívoca de nuestra identidad, coincidente con la repoblación provincial durante la reconquista. De ahí el bello muestrario de nuestras iglesias rurales, que en la ciudad de Soria cobra un sentido fundacional por acumulación de parroquias dentro de su recinto amurallado. De un tiempo acá, vengo interesándome por la aportación escultórica a su arquitectura con motivos faunísticos. Sabido es que los animales siempre han sido importantes para el arte cristiano, en consonancia con el arte pagano oriental. Desde su inicio hasta su expansión medieval encontramos cuantiosas representaciones de animales, tanto en la escultura monumental como en los manuscritos miniados, tapices y vidrieras. Cual gárgolas aparecen en iconografía bestial. Ejemplos: la de la torre de la iglesia del Espino y la un tanto despistada en la plaza mayor de Ágreda. También en los canecillos hallamos seres teriomorfos que causarán nuestro asombro. Y hasta en la ebanistería de los casetones, en los alfeizares, en los contrafuertes, o en los capiteles de las catedrales vemos tallas de estos tratados de historia natural que exhiben una curiosa mezcla de verdad y error.
Los santos no caracterizados por el arma de su martirio, figuran acompañados de animales que les identificaban: San Roque con un perro; San Humberto, con un ciervo; San Jerónimo con un león; San Pedro con un gallo, San Pablo “el ermitaño” con un cuervo, etc. Animales existentes sí, pero, sobretodo, imaginarios, como el grifo, el dragón, la sirena, el unicornio, etc., que conforman los sugestivos bestiarios, cual el del rosetón de la iglesia de Santo Domingo. Simbolizan a Dios, y al diablo; a virtudes y vicios: el león, el valor, la sirena: la voluptuosidad; el pelícano: la caridad; la serpiente: el pecado… A mí me llevan a recapacitar sobre el mundo actual, cada vez más egoísta y embrutecido. Son esas extrañas bestias que todos llevamos dentro. Nuestros demonios interiores.
José María Martínez Laseca
(21 de marzo de 2013)

No hay comentarios :

Publicar un comentario