domingo, 31 de marzo de 2019

La patria de otros


Este pasado martes, día 26, estuve en Valladolid En la Casa Zorrilla, presentando el libro “La patria de otros”, subtitulado “Memorias de una mujer libre”,  editado por  Cálamo. Muy bien acompañado en la empresa por el doctor Gonzalo Santonja, director del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua. Esta era la segunda vez que yo acudía a dicho centro cultural. La primera fue en el 2006 cuando di un recital poético con poemas propios en el Aula de Poesía “José Zorrilla” dentro del ciclo: El poeta y sus voces de la Asociación Amigos del Teatro.
El libro en cuestión consta de 509 páginas. Su parte más jugosa está conformada por la transcripción de los seis “cuadernos de la ancianidad” manuscritos, que reúnen las cavilaciones y recuerdos de nuestra poeta Concepción Gutiérrez de Marco (1916-1989), literariamente conocida por Concha de Marco. Fueron redactados, a veces con indicación diaria, entre 1974 y 1978. A modo de autobiografía. El prólogo es de Gonzalo Santonja y yo soy el responsable de su edición, introducción, contextualización y nota previa. La voz de Concha de Marco se percibe en cada una de las palabras  del texto, escogidas con exquisito gusto. Por hablar con franqueza y a las claras. De todo y de todos. Implacable. Caiga quien caiga, como ella misma advierte. Sin pelos en la lengua. Así, se pronuncia sobre temas eternos como el amor y la muerte, o de carácter social como el machismo, la traición, la patria, el nacionalismo catalán, etc. Y pasará revista a una serie de personajes renombrados, tanto en el campo de las artes y de las letras como en el de la política de ese momento de transición de la dictadura franquista hacia la democracia.  En todos los casos relacionándolos directamente con su propia experiencia. Pues somos lo vivido. Y sus opiniones, compartidas o no, nunca nos dejan indiferentes.
Agradecí allí la buena acogida que el libro de “La patria de los otros” ha tenido por parte de la crítica especializada en prensa de tirada nacional. Con firmas como Anna Caballé, Santos Sanz Villanueva, Gonzalo Santonja, Isabel Coixet, C. Monje, Nicolás Miñambres,  Angélica Tanarro, Paula Mayo Martín, Juan Antonio Gómez Barrera, etc. Uno siente la satisfacción del trabajo realizado, el de la resurrección de Concha de Marco. Y tiene el presentimiento de haber sido elegido por su paisana para que la rescatara del ominoso olvido.
. José María Martínez Laseca
(28 de marzo de 2019)

Más sobre Julio Garcés


Este próximo jueves, día 26, a las 19,30 h., se presentará en el Casino Amistad-Numancia de Soria, el nº 129-130 de la Revista Cultural TURIA (Premio Nacional al Fomento de la Lectura), patrocinado por el Gobierno de Aragón y las Diputaciones Provinciales y Ayuntamientos de Soria y Teruel. Su relevancia viene marcada porque incorpora un amplio dosier dedicado a Julio Garcés, coordinado por Enrique Andrés Ruiz, su principal estudioso y difusor (Véase: Poesía completa, B., Anthropos, 1992. ed. y est. prel. de E.A.R) . Así mismo, figura un selecto elenco de escritores sorianos.
Como es sabido, este año 2019 se celebra el centenario del nacimiento de nuestro paisano poeta. El acta del Registro Civil da fe de que a las cuatro de la mañana del día 11 de septiembre de 1919 nació, en el número 4 de la plaza de Ramón Benito Aceña (o de Herradores), un niño al que se le puso el nombre de Julio. Era hijo de Alejandro Garcés Navarro, Corredor de Comercio de profesión y de Ángeles González Hernández, ambos de Soria. Y tenía por abuelos paternos a Marco Antonio Garcés González, de Paracuellos de la Ribera (Zaragoza) y a María Navarro Jiménez de Soria; y por línea materna a Luis González Rodríguez de San Esteban de Alan (Lugo) y a Julia Hernández Calonge de Soria.
            Su infancia y juventud transcurren entre Soria y Madrid. Su vida quedó marcada por la guerra civil, cuyo inicio, el 18 de julio de 1936, le sorprendió en la finca familiar de San Polo, decantándose del lado de los facciosos. Esto le separó de sus hermanos, Luis y Antonio, que combatieron en defensa de la República. Cursó Derecho y Filosofía y Letras en Zaragoza, terminando los estudios en Barcelona. Tras casarse, en 1953, con la bailarina de ballet Esther Desmaison, acabará como agregado cultural de la embajada de España en Lima (Perú), donde murió el 22 de septiembre de 1978.  
Dadas sus inquietudes literarias, formó parte de diferentes grupos poéticos y comenzó a publicar muy pronto. Estos son sus poemarios: Peregrinaje (1938) y Primer Romancero del Recuerdo (1939) publicados en Zaragoza; El amor brujo (1942), Gris (1942), Odas (1943), Oda a José Roca (1943) y Poesía sin orillas (1947), editados en Barcelona y Los poemas de San Polo (1976), impreso en Soria. Si en Poesía sin orillas, Julio Garcés se sumerge en la corriente del surrealismo, en Los poemas de San Polo retornará nostálgico a la Arcadia feliz de su tierra natal.
José María Martínez Laseca
(21 de marzo de 2019)

miércoles, 20 de marzo de 2019

Sin ellas no hay nada

Pocas, mayores y dispersas. Resume la situación actual de la mujer rural en Soria. De esas mujeres que habitan nuestros pueblos. Que, si por algo se han caracterizado generacionalmente, es por la invisibilidad de su trabajo. Por quedar en un segundo plano. Insertadas en una larga tradición conservadora que, tras la primavera breve de la segunda república, se reafirmó, con el triunfo de los facciosos en la guerra civil de 1936-1939, al imponer estos el nacionalcatolicismo que las relegaba a la casa y con la pata quebrada. A la cocina, la misa y los hijos. 
      Entonces, toda mujer pública era considerada una trasgresora, una pecadora. Su papel subordinado al del varón, fuera este padre, marido o compañero. Las niñas con las niñas y los niños con los niños, era el letrero de segregación en la escuela. Con el prohibido el paso al niño: “¡largo de aquí, no seas cocinilla!”. Patriarcalismo y machismo, no exentos tampoco de malos tratos y violencia doméstica. Algo que yo he observado en la vida de mi propia madre. Sufrida trabajadora. Labradora clandestina, porque en su DNI figuraba de profesión: sus labores. Mi homenaje lo plasmé en estos versos: “Mujer de esta tierra, / la de tez quemada. / Trabajas el campo / con tu fuerza humana. / Con amor de madre, / alumbras tu casa. / Y el fruto: esos surcos / que arrugan tu cara.”
          Cierto es que a nuestros pueblos han llegado los modos de vida “civilizada” de la ciudad. Y que nuestras paisanas de hoy podrían exclamar: “Nosotras, las de entonces, ya no somos las mismas”. Pero, que se haya progresado adecuadamente no significa que se haya llegado a buen puerto. Que exista una igualdad efectiva de derechos entre mujeres y hombres, requiere dar la vuelta a muchos prejuicios arraigados en la mente de los hombres. De educación en valores. Algo que no compete en exclusiva a la escuela, ya que empieza en la familia y debe cultivarse en la sociedad. ¿Quién se va a ocupar de los cuidados? La ONU recuerda que la desigualdad entre hombres y mujeres sigue siendo lacerante y vergonzoso común denominador de todo el planeta y que la violencia machista es endémica en el mundo. Las recientes reivindicaciones feministas nos dicen que el tiempo de las mujeres ha llegado para quedarse. Mujeres como personas y no como acémilas. Imprescindibles para el porvenir de nuestra provincia. Contra su vaciamiento. Porque sin ellas no hay vida.
José María Martínez Laseca
(14 de marzo de 2019)

Cumple 50 "el Castilla"

Nuestra imaginación está plagada de escenas. Muchos recordarán –acaso reinventarán, porque nuestro pasado es en gran medida apócrifo– sus años felices de Instituto, junto a sus compañeros. De aquel casual encuentro, surgieron amigos para siempre y, también, algún primer amor que, incluso, culminó en boda. Fueron años de descubrimientos en la apasionante aventura de la vida y de adquisición de un aprendizaje tan necesario como decisivo. Suponía un gran salto hacia delante, tras pasar por la escuela primaria, que sirvió a los estudiantes para reforzar su carácter en ese proceso complicado de la adolescencia. A su término, arrancaron para unos sus destinos profesionales, mientras que para otros supuso la rampa de despegue hacia la Universidad.
         Al final de los años 60 se da una importante extensión de los centros de enseñanza secundaria en España. Como consecuencia, se construye en la zona suroeste de nuestra ciudad el edificio de un nuevo Instituto Nacional de Enseñanza Media. Se puso en marcha en el curso 1969/70. Así, si el 1 de septiembre comenzaron las actividades administrativas, la vida académica principió al iniciarse octubre. Su alumnado era exclusivamente femenino. A sus aulas accedieron, entre otras, las alumnas que antes acudían al único Instituto existente en Soria, el “Antonio Machado”. Aquí estaban separados los chicos de las chicas. Mientras estas entraban por la puerta de la plaza del Mercado, los jóvenes lo hacían por la puerta principal de la calle Aduana Vieja. Con ellas ascendieron algunos profesores y el resto llegó de fuera hasta cubrir la plantilla. El profesor de Lengua y Literatura Félix Herrero Salgado fue el primer director y Francisco Marco Muñoz, de Ciencias Naturales, el secretario. Entre sus docentes más conocidos: Javier Monente Zardoya, de Matemáticas; Angelines Manrique, de Geografía e Historia; Carmen de la Mata, de Educación Física; Raquel del Álamo Andrés, de Inglés y Carmen Pérez Aznar, de Dibujo.
       En el trisemanario “Soria Hogar y Pueblo”(9-10-1969) Isaías Pascual Moreno reseñaba el acontecimiento “en bien de una sociedad más culta y responsable, melenas y vestidos aparte”. Yo recuerdo el Castilla con agrado, ya que en él ejercí de profesor de Lengua y Literatura durante los cursos 90/91 y 92/93. Y lo felicito en su 50 cumpleaños. Por su decidida apuesta por una enseñanza pública de calidad: de todos y para todos.
José María Martínez Laseca
(7 de marzo de 2019)