Es el turismo un fenómeno social que se basa en ese desplazamiento transitorio que realizan las personas desde sus sitios habituales de residencia y de trabajo hacia otros lugares, con el fin de disfrutar en ellos de sus vacaciones o bien de conseguir algún otro tipo de satisfacción. En nuestro país ese cuantioso trasiego de gentes venidas de fuera se ha visto polarizado, desde los años cincuenta, en torno al denominado turismo de sol y playa por toda la costa mediterránea fundamentalmente. No obstante, en los últimos años se ha producido una clara evolución de ese turismo de masas hacia una diversificación en sus demandas. Y surge, en consecuencia, el denominado turismo interior con sus ofertas de reclamo basadas en el patrimonio histórico-artístico, el medio ambiente, la gastronomía, lo cultural, etc. En este caso, nuestra comunidad de Castilla y León ha adquirido un papel destacado. Ni que decir tiene que el turismo es una actividad económica que genera flujos de renta importantes y empleo. Y por eso una provincia como la nuestra de Soria se promociona desde sus instituciones en ferias y eventos nacionales e internacionales para vender sus mejores encantos y conseguir, de ese modo, atraer a una parte de tan inquietos nómadas hasta nuestra tierra como lugar de destino apetecible. Se entiende así al turismo como un motor de desarrollo muy a tener en cuenta.
Hacer que esos turistas nos visiten resulta, pues, muy necesario, pero ello no es suficiente. Hay que saber tratarlos en la debida forma, proporcionándoles unos servicios de calidad durante su estancia entre nosotros. De ahí que se precise una mejor preparación profesional por parte de los empresarios y trabajadores del sector hotelero, de restauración, recepción, guía y traslado.
Asimismo, dado que es el medio urbano y natural el que sirve de marco físico al turismo deberemos reivindicar y poner en valor también nuestro paisaje, entendiendo como tal tanto a la naturaleza en estado puro cuanto al paisaje urbano, considerando dentro de él su arquitectura histórica y contemporánea. Para ser competitivos y rentabilizarlo deberemos ofrecer a esos turistas que pretendemos, más educados y con mayor conciencia ecológica, la “excelencia” que nos solicitan. Y para ello no basta con estar en política, hay que hacer política con objetivos y con estrategias.
José María Martínez Laseca
(2 de agosto de 2018)
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