martes, 12 de junio de 2018

Mayo del 68

Puesto que sucedió en mayo de 1968 se nombra así a aquella revolución que tuvo su epicentro en París y cuyos efectos se dejaron notar en otras latitudes de Europa, e incluso al otro lado del Atlántico. Se cumplen, ahora, 50 años de lo que algunos filósofos etiquetaron como “el gran susto” al poder establecido. Cierto es que, pasada la década feliz de los 50, el 68 resultó un año muy convulso en el mundo occidental. Porque, tras la primavera de Praga, acallada por los tanques soviéticos, se produjeron los asesinatos de Martin Luther King y del senador Robert Kennedy, en un contexto de lucha por los derechos civiles de los afroamericanos, junto a las manifestaciones en las universidades estadounidenses contra la guerra de Vietnam. En Alemania atentaron contra el líder carismático estudiantil Rudi Dutschke y en México las protestas de los estudiantes acabaron en la masacre de Tlatelolco. Sobre todos esos sucesos, el Mayo del 68 francés se ha implantado en la memoria colectiva. Acaso porque la actual revolución conservadora amenaza con llevarse por delante a todas las conquistas civilizatorias de nuestro tiempo.
Todo empezó el 22 de marzo, con incidentes estudiantiles en la Universidad de Nanterre, oponiéndose a la reforma universitaria del año anterior. El 3 de mayo los universitarios, se trasladaron desde esa barriada hasta la Sorbona, para protestar por el cierre de sus facultades. Los lideraban los Ocho de Nanterre, entre ellos el franco-alemán, Daniel Cohn-Bendit. Pero, la policía entró en ese recinto, tenido por un santuario del saber y el debate. Los enfrentamientos prendieron el 10 de mayo en el barrio latino, que se convirtió en el lugar de las reivindicaciones. Esta no era una revuelta más del proletariado, sino que la protagonizaron los estudiantes por primera vez. Tampoco primaban los motivos económicos, sino los culturales. Los obreros se sumaron más tarde. El 27 de mayo los sindicatos firmaron los acuerdos de Grenelle con el gobierno, que permitió aumentar el salario mínimo, otras mejoras laborales y más días de vacaciones. El 30 de mayo, el presidente De Gaulle disolvió la Asamblea General y convocó elecciones. Y ganó el pulso.
Pese a ello, Mayo del 68 esparció su semilla. Y simboliza el inconformismo, la insurgencia. La esperanza humana en un mundo mejor. No nos cambió el mundo, pero sí la vida. Y de ahí su añoranza.
José María Martínez Laseca
(31 de mayo de 2018)


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