sábado, 24 de diciembre de 2016

¿Soria fría?

Ya nos hemos metido, de hoz y coz, en el invierno. Pese a que algunos sigan pensando en otoño. Buscando las sabrosas setas de cardo brotadas por entre el rocío que deja al paisaje del amanecer como si de anís escarchado se tratara. Cierto es que ya no nieva como antes lo hacía por estos pagos (“una más ancha que larga”), según cuentan los más viejos del lugar. Todavía resuenan los ecos de los últimos resultados del famoso informe PISA que mide y compara entre sí el nivel educativo de varios países. España ha subido en el ranking, aunque se deba a la entrada de otros países en peor posición. Que estamos por encima de la media (y del calcetín). En comprensión lectora sobre todo, porque en ciencias y en matemáticas vamos más justitos. Esto es lo que se evalúa y los centros se preparan para ello. Por autonomías Castilla y León va bien. Y Soria mejor. De ahí que se diga que Soria es Finlandia, que siempre está en cabeza. Pero las estadísticas resultan frías de por sí y sujetas a interpretaciones interesadas. ¿Por qué no se analiza si nuestros alumnos saben hacer buen uso de las nuevas tecnologías, cómo aprenden, cómo organizan su tiempo en el aula, si buscan capacidades en lugar de información, cómo gestionan sus emociones, etc.? Se está progresando demasiado lento. Y una buena educación tiene que contribuir a cambiar muchos vicios en este país nuestro que sigue siendo de pícaros y euforia futbolística, pero donde la innovación y la investigación son desdeñadas.
            También se ha dicho estos días que Soria es Laponia. La del sur de Europa. Y no por el frío, sino por su densidad de gente. Pero ambas no son equiparables, ya que aquí fuimos más y nos hemos desangrado: pocos, viejos y dispersos. De la lucha contra la despoblación y de “Los nuevos retos de la política Regional de la Unión Europea”, se debatió en la jornada organizada por Socialistas & Demócratas del Europarlamento y la Fundación Perspectivas. El modelo de apuesta por las ciudades ha vaciado la España rural interior. Políticos, sindicalistas, técnicos y profesores radiografiaron esta problemática. Los fondos correctores provenientes de Europa deberán ser mejor gestionados en aras a lograr el desarrollo socioeconómico y una mayor cohesión territorial. Pasando de las musas al teatro, el Grupo Socialista acaba de trasladarlo, mediante moción, a las Cortes de Castilla y León. Frente a palabras, hechos.  
José María Martínez Laseca

(22 de diciembre de 2016)

domingo, 18 de diciembre de 2016

El tercer pato

He de reconocer que, en mis habituales paseos por las márgenes del Duero, nunca se me ha cruzado un gato negro, eso que haberlos, haylos. Y gatos, más de uno. Ariscos y huidizos, con manchas blancas y negras alguno. De tono pardusco claro otro, al que recuerdo por su docilidad panza arriba sobre el asfalto, juguetón, mientras yo lo acariciaba. Perros, sí, muchos, con diferentes caras, tirando de sus amos perezosos, y que, a veces, por ir sueltos, me infundían cierto miedo. También habrán podido observar mis lectores la abundancia de ardillas. Escurridizas, livianas y saltarinas desafiando la ley de la gravedad, e incluso irguiéndose verticales sobre sus patas traseras y utilizando las delanteras como manos para mordisquear algún fruto.
            La fauna de nuestro río es variopinta. Uno sabe de la existencia por su cauce fluvial de un surtido de peces (barbos, truchas, bogas, escachos y bermejuelas), que junto con el cangrejo señal son presa codiciada de pacientes pescadores que andan por sus orillas con cañas y reteles. También los hay anfibios (como el sapo común, el sapillo moteado, el sapo partero, el sapo corredor y la rana común) que están aquí en su hábitat. Sin que tampoco falten los reptiles (culebras de agua, lagartos y lagartijas y hasta la víbora hocicuda), Más de una vez han topado mis pies, con alguna cría de víbora que al calor del verano ha salido al camino rebozada de tierra. Y no quiero olvidarme de las aves del soto (urracas, picabarrenos, rabilargos, arrendajos o pico reales) que cuando se aposentan en las ramas de los álamos los tornan cantores.     
                Sin duda alguna, frente a lo antedicho, lo que más ha recabado mi atención al pasear junto al río ha sido la presencia de tres hermosos patos, inmaculadamente blancos que, antes que salvajes, acaso pertenecientes a la finca de San Polo. Navegan a su albedrío por todo el río. Trepan aguas arriba hacia El Pereginal, descienden hasta San Saturio y se aposentan relajados junto al Soto Playa. Patos son, pues nadan como patos, graznan como patos y andan como patos a paso lento. Desconozco si eran familia: padres e hijo, buenos amigos o vecinos de granja. En verdad, componían una muy bella estampa que a mí, personalmente, me agradaba. Por eso los tengo fotografiados varias veces. Pero, últimamente, tan solo he visto a dos de ellos. Y de aquí mi pregunta: ¿qué fue del tercer pato?
José María Martínez Laseca
(15 de diciembre de 2016) 

domingo, 11 de diciembre de 2016

Historia del cautivo

Guardo en mi biblioteca, como un tesoro, el ejemplar que me regaló Concha de Marco, entonces viuda. Al frente, foto de Alfonso con la puerta de acceso al campamento de Monte Arruit, tras la tragedia. “Este libro  se imprimió en la imprenta Venecia, S. A. Independencia 40-2 México 1, D. F., en Mayo de 1966. Su tiro fue de 2000 ejemplares”, se dice al cierre. Hablo de la obra de Juan Antonio Gaya Nuño “Historia del cautivo”. Fechada en “Madrid, 14 de julio de 1962. A los cuarenta y un años de comenzar el asedio de Igueriben, momento en que se inauguró la historia más efectiva de la España contemporánea”. Y viajó, en 1963, con el matrimonio a la Universidad de Río Piedras (Puerto Rico), a donde fueron invitados como profesores. Allí Concha la pasó a máquina. Acogida en su título a una de las insertadas por Cervantes en el Quijote, pretendía inaugurar una nueva serie de Episodios Nacionales, en homenaje a la obra fabulosa y múltiple en que  Benito Pérez Galdós hizo novela sin dejar de hacer historia. Gaya estaba dispuesto a publicarla en América, costara lo que costara, aunque luego no pudieran volver. Tan determinado estaba a dar a la luz pública la vergüenza de la historia del siglo XX desde el desastre de Annual. El desengaño vino cuando tras enviarla a la editorial Losada, le fue devuelta. Tal decepción frenaría su inicial propósito. El reencuentro con su amigo Miguel Ranz Iglesias, otrora molinero de Barahona (Soria) y Comandante del ejército republicano que, tras exiliarse en Méjico en 1939, había hecho fortuna,  posibilitó la edición del libro, que no tardaría en agotarse tanto en Méjico como en París. Satírico y pacifista; en España, por antimonárquico, alcanzó el más absoluto silencio, “como si llevara en la portada el conocido emblema de la calavera y las dos tibias cruzadas: Peligro de muerte”. Su espinazo temático son las andanzas del soriano Clemente Garrido Mallén, entre héroe y villano, que ensarta algunos de los hechos más dramáticos de la España contemporánea. Precisamente los que determinaron el final de la monarquía constitucional y fueron germen de ulteriores y no menos dramáticos acontecimientos como el de la guerra civil del 36. Los sucesos de 1921 se hacen tan reales y verdaderos que parece que Gaya fue testigo de los mismos. Ello se debe al gran trabajo de documentación. Por desgracia, esta primera novela sería, también, la última.    
José María Martínez Laseca
(8 de diciembre de 2016)

domingo, 4 de diciembre de 2016

De Numancia 2017

Tocan a vísperas las campanas por Numancia 2017 o los fastos del 2.150 aniversario de la gesta numantina contra Roma (“Frente al imperio, siempre con Numancia”). Y para tal “emprendimiento” se han aliado los Ayuntamientos numantinos de Soria, Garray y Renieblas, sumándose la Diputación Provincial y la Junta de Castilla y León (a las Cortes de Casilla y León, fuimos, fuimos, fuimos… y, después, volvimos). Y se pretende, también, el respaldo del Gobierno Central que ya ha dejado de estar en funciones. Se busca dinero para tal empresa, que pretende ser un revulsivo de cohesión territorial, así como un dinamizador turístico de la ciudad y de la provincia, aprovechando el mito de la inmortal Numancia en su lucha por la libertad.
       En “La Saturiada” o celebración del libro de esencias sorianas “El Santero de San Saturio” de J. A. Gaya Nuño, yo trepo a la tapia del Museo Numantino para leer: “No hacían daño a nadie. No sabían donde estaba Roma. Se defendieron cuando fueron atacados, como se defendería ese hombre de Castilfrío que ha venido a la feria, si le quisieran quitar la borrega. Murieron todos. Eso fue Numancia.”
    Se anuncian actividades culturales para todos los públicos y congresos de pensadores y científicos y alguna exposición, que no sé si tendrá el éxito de “Celtíberos 2005, tras la estela de Numancia” y un simbólico encuentro deportivo, si bien se echan en falta iniciativas imaginativas que incidan en la economía productiva y el valor añadido, generando riqueza y creando empleo para fijar la gente al territorio.
     El mito de Numancia como marca identitaria, al igual que los versos Machado. Para hacerlo más visible y llegar a más gente se encargó a Mariscal (el de “Cobi” de Barcelona 92), por 10.000 €, un logotipo. Este es el “grito por la libertad” exhalado por un celtíbero esquemático (color naranja), que eleva su mano al cielo azul. Esa cabeza con su gran boca abierta y esa mano alzada me llevan al guerrero de la parte inferior izquierda del Guernica de Picasso. No es raro que Mariscal se haya inspirado en este icono de la Guerra Civil española, del antibelicismo mundial y de la lucha por la libertad. Guernica comparte con Numancia un mensaje de resistencia al autoritarismo. (Y hasta se cuenta que aviones italianos, con base en Garray, participaron en el bombardeo de Guernica el 26 de abril de 1937). Viajan las grullas hacia el sur.
José María Martínez Laseca
(1 de diciembre de 2016)